Si queremos tener una empresa con visión de larga permanencia debemos desarrollar supervisores en todas y cada una de las áreas, capaces de crecer; de entusiasmar a sus supervisados, de comprometerse y comprometer con la organización, de entender que el verdadero liderazgo no tiene nada que ver con el nivel que se ocupa dentro de la organización porque hay liderazgos específicos.

Quienes dirigen si quieren ser realmente exitosos tienen que potencializar al máximo el uso de los “cerebros” que laboran en la organización para lo cual deben propiciar

  una ambiente de trabajo que estimule la disposición a aprender y a crecer profesionalmente. Para ello debe facilitarse el entrenamiento y destinar  recursos al aprendizaje así como también estimular el compartir conocimientos.

Por ello quienes dirigen deben reinventarse continuamente para superar a sus competidores y entender que son aprendices permanentes abiertos a todo aquello que les ayude a mejorar su desempeño. Deben además acentuar lo positivo y encarnar como parte de su liderazgo los valores de la organización.

Econ Rafael Peña Álvarez