En el mundo contemporáneo en el cual vivimos se genera dentro y fuera de cada una de las empresas un inmenso volumen de información que termina siendo subaprovechado.

Uno de los mayores desafíos al que se enfrenta la organización en el siglo XXI es precisamente la gestión de datos, para convertirlos en información relevante. La disponibilidad de información adecuada es clave para asegurar la supervivencia en un mercado cada vez más competitivo.

Los ejecutivos en todas las empresas deberíamos aprender a desaprender esquemas tradicionales que se convierten en lastre, y hacer nuestro mejor esfuerzo por ponernos al día con la tendencia digital (que es real), y que hoy emerge por doquier.

Y en esa línea conviene identificar en las organizaciones de crecimiento lineal ( que son las corporaciones tradicionales ) aquellos empleados con potencial transformador que puedan alcanzar a tener mente disruptiva. Debemos asumir que querramoslo o no, la disrupción pareciera ser la norma del crecimiento empresarial acelerado en este siglo XXI.

Hoy en día surgen como hongos en todas partes del planeta, incubadoras de empresas de transformación digital, que aprovechan ideas de los más de 5000 millones de personas conectadas a internet. Y serán el gran disparador de los nuevos negocios en las próximas décadas.

Y esas nuevas empresas más que plantearse su “Visión” y su “Misión” , se plantearan propósitos de transformación permanente y continua, en función de las oportunidades que cada día aparecen. Deberán ser sumamente flexibles.

Y en este nuevo mundo donde el cambio tecnológico opera a pasos agigantados, más que la experiencia de los “viejos”, se requiere el ímpetu de una generación joven, con alta capacidad de innovar y de crecer en este mundo que cada vez pareciera ser más disruptivo.

Caracas 7/5/2019
Rafael Peña Alvarez
rafaelpenaalv@gmail.com