233.- Un buen supervisor ante todo es esencialmente un coordinador efectivo y eficaz. Debe tratar de conocer lo mejor posible a sus supervisados: sus gustos, su familia, su ambiente de vida, sus objetivos, sus aficiones, etc. Debe tratar además que los integrantes del equipo que dirige hagan verdadera amistad para que puedan atreverse a opinar sin reservas, porque hay confianza, y entiendan que los errores bien analizados dan experiencia; amplían el radio de visión y generan mayores oportunidades. Ese supervisor debe facilitar que cada miembro de su equipo sugiera iniciativas y todos tengan verdadero interés  por la mejora continua de si mismos; del equipo y de la organización a la cual pertenecen.

234.- Como integrante de la alta dirección de una empresa, un buen ejecutivo debe ayudar a desarrollarse a quienes tienen o van a tener hacia futuro mayores responsabilidades, ayudándolos a descubrir sus fortalezas profesionales; a minimizar sus debilidades y a elaborar su plan de acción. Adicionalmente debe por tiempo prudencial, hacerle seguimiento a dicho plan y orientarlo para que mantenga el rumbo.

235.- Es muy importante para un gerente asegurarse que los integrantes de su equipo asimilan adecuadamente la Misión; la Visión y los Valores de la empresa, alineándolos con los propios de forma de lograr una razonable coherencia entre los intereses personales y los de la organización. Si eso se logra, de seguro se tendrán equipos altamente motivados.

Econ. Rafael Peña Álvarez