224.- Soy un convencido que saber escuchar otorga a un buen supervisor mayor liderazgo que hablar, sobretodo si lo hace en exceso. Para aprender a escuchar en forma adecuada se requiere desarrollar una habilidad que podríamos denominar “escucha empática” que no es otra cosa que  ponerse en el lugar del otro para tratar de entender en su justa dimensión lo que se nos esta diciendo. Eso no significa necesariamente que se deba estar de acuerdo con lo que se nos dice. Solo significa que tratamos de comprenderlo en su justa dimensión.

 225.- A lo largo de mi vida profesional y académica he tenido alumnos y supervisados dotados de una gran inteligencia y creatividad. También los he tenido con menor IQ de inteligencia pero con inmensa constancia. La situación ideal son aquellos que siendo talentosos y creativos, combinan esto con una adecuada dosis de perseverancia. La experiencia me indica que en el mediana-largo plazo la constancia termina ganándole al solo talento creativo.

226.- El trabajo es un valiosísimo medio para nuestra realización personal. Debemos tratar de lograr que nuestro trabajo en lo posible se corresponda con lo que nos gusta hacer. De allí la importancia de lograr que en nuestro primer empleo el supervisor sepa entendernos y orientarnos. Esto es tan importante, que un día oí decir a un amigo muy destacado en el ámbito internacional  que él recomendaba a sus hijos que no buscasen un buen empleo. Que buscas en un buen supervisor.

Econ. Rafael Peña Alvarez