Las auditorías estratégicas permiten evaluar los procesos internos, el cumplimiento de las leyes y reglamentos y los procedimientos internos de la organización. En base a los resultados de la auditoría estratégica se debe ajustar la gestión de operaciones con el fin de maximizar el avance hacia el cumplimiento de las metas.
Toda empresa necesita un plan de auditoría estratégica que incluya metas a corto y largo plazo; esto permite que los resultados se puedan medir. Una vez que se tiene establecido el plan, los auditores deben examinar las funciones de la empresa y evaluar una a una para asegurar que se cumplan las exigencias del plan.
La auditoría estratégica permite comparar el estado de una empresa, tal como está en el momento de la auditoría frente al estado de la empresa que se habría visto y el funcionamiento si los logros se hubieran alcanzado. El auditor elabora un informe escrito que evalúa cada unidad funcional de la empresa y los grados de acuerdo a su alineación con los objetivos.
Este es un proceso continuo que implementa cambios y hace una revisión en forma periódica para evaluar de nuevo el rendimiento de cada unidad de la empresa. A medida que la empresa logra sus objetivos se gestionan actualizaciones del plan estratégico y el ciclo de auditoría comienza de nuevo.