En el presente siglo es fundamental que todo aquel que dirija una empresa transmita a su equipo de trabajo “Una Visión”, que no es otra cosa que la imagen de cómo será el negocio en el futuro, si todo sale como fue pensado.
Esa visión se se transmite en forma clara y precisa se convierte en un efectivo catalizador de buenos resultados. Pero para alcanzar ” La Visión”, la empresa debe tener un equipo de trabajo que realmente este comprometido, sincronizado y alineado. Y en esa línea es importante que cada integrante de la organización esté consciente de la importancia de su aporte para el logro de los objetivos que se persiguen.
Vivimos en una especie de bisagra entre el mundo empresarial que esta dejando de ser y un nuevo mundo que emerge aceleradamente en forma sostenida. Ese nuevo mundo nos exige gerentes que sean creíbles y cuiden permanentemente esa credibilidad. Ese nuevo tipo de gerente debe promover en su empresa una cultura basada en una clara y articulada visión; en valores compartidos; lidera con ejemplo; da empoderamiento; es flexible y tiene un estilo de comunicación transparente, fluida y responsable. Y los consejos que da deben estar en concordancia con su forma de actuar y de pensar.
Deben comportarse de una forma tal que si gerente se sienta orgullosa de trabajar con él, teniendo claro que la integridad en su actuar comenta la confianza y el respeto de todos en la organización y que la ética en los negocios y en el diario comportamiento es la forma más inteligente y menos estresante de vivir y convivir.
Finalmente, el gerente del siglo XXI debe tener adecuada madurez e inteligencia  emocional, caso contrario desarrollará una imagen de ” yo sé de todo”, que lo llevara rápidamente a perder credibilidad en el liderazgo más como servidor que como jefe.