Lo primero que debemos recordar es que la formación de nuestro personal nunca es un gasto, sino una inversión que se evidenciará en mayor productividad. Por esta razón el desarrollo profesional de los empleados no puede ser utilizado como herramienta de recompensa o de gratificación para el personal, mucho menos como un pasatiempo.
En el terreno profesional, la formación debe ser vista como un proceso de aprendizaje continuo a lo largo de la vida laboral de una persona. Dicho proceso va a favorecer su rendimiento y satisfacción, por ende su productividad irá en ascenso; lo que se traduce para el empleador en mayor rentabilidad.
Este aspecto de formación busca que los empleados tengan la mayor cantidad de competencias y conocimientos necesarios para poder realizar su trabajo de manera eficaz y eficiente. Además, es considerada una de las herramientas más importantes para la retención y satisfacción de personal.