En estos días releía la novela “Desde El Jardín” donde el personaje central con un IQ muy bajo, pero  que parecía oír con suma atención, termina siendo candidato a la Vicepresidencia de los Estados Unidos y trae de cabeza a la KGB; a la CIA y al FBI. El Presidente de los Estados Unidos lo utilizo como asesor y el Embajador Ruso juraba que “Gardener” era un especialista en literatura rusa antigua.

En el mundo real, sobretodo en el empresarial, saber escuchar tiene un rol de significativa importancia, porque quien escucha en forma adecuada aprende a mantener una conversación centrada en el otro y a captar lo sustantivo de ella. Eso además le facilita incrementar su empatía, lo cual muchas veces le permitirá obtener importantes logros.

Cuando le prestamos verdadera atención a nuestro interlocutor, él seguramente va a sentir lo importante que es para nosotros. En esa linea debemos tener claro, de acuerdo con especialistas que menos del 10% de toda comunicación es verbal. El resto tiene que ver con el lenguaje corporal, el tono de voz y la expresión facial.

Saber escuchar es un medio excelente para aprender. Si nos concentramos en la conversación de nuestro interlocutor y exprimimos de ella todo lo que nos ayude a crecer y a resolver problemas, mejoraremos como profesionales y podremos ser más efectivos en nuestro trabajo.

Aprender a escuchar es un proceso gradual que requiere además de inteligencia y disposición, de la humildad que nos permita entender que uno no sabe de todo y que siempre habrá algo que podremos aprender de cada uno de nuestros semejantes.

Por Rafael Peña Álvarez