La caja chica es una herramienta financiera destinada a las pequeñas salidas diarias de dinero, para gastos menores e imprevistos. Para hacerla hay que analizar el volumen de pagos que obligatoriamente deben hacerse en efectivo.

Haciendo un cálculo de las necesidades diaria de efectivo se decide el monto que quedará disponible. También, es recomendable definir qué gastos se saldarán con este dinero; materiales de oficina, viáticos o se puede hacer con gastos generales que no superen el monto fijado.

Lo más conveniente es asignar un administrador que se ocupe de manejarla, no tiene que ser una persona con experiencia en materia contable o finanzas, cualquiera de confianza dentro de la empresa que pueda dedicarle el tiempo y la atención que esta requiera.

Es importante aclarar que no se puede confundir la caja chica con una fuente de subsidio, porque al reponer el dinero sería un problema y perdería la esencia de dicha herramienta. Este método es un medio para las necesidades que se presenten en al empresa o a la persona que lo maneje.

Para un manejo eficiente debe ser usado solo para gastos no planeados, solicitar el comprobante de pago en lo que se haya gastado el dinero, que debe ser repuesto de manera inmediata y ser controlada por una sola persona.