Los cargos ejecutivos y administrativos en las empresas son considerados como los de mayor exposición y en consecuencia son los de más alto perfil, pero los trabajadores de otros niveles pueden emplear algunas herramientas para sobresalir en el área a la que pertenecen.

Un trabajador de alto perfil no es solamente aquel que está en la cima de la compañía, todo lo contrario, puede ser cualquiera que tenga una personalidad polifacética y asuma responsabilidades que lo destaquen en el grupo.

La otra opción es ser un empleado de bajo perfil que como lo asegura Mauricio Rojas, vicerrector de Proyección y Desarrollo de Universidad de la Sabana, “tiene la ventaja de pasar desapercibido en los recortes de personal”.

Pero el bajo el perfil se convierte en una desventaja porque como son trabajadores que no se hacen notar, en los ascensos también pasan desapercibidos que es donde las personas que han trabajado por aumentar su perfil tienen inmensas posibilidades.

Las estrategias

Capacitarse: Lo primero es buscar opciones reales a corto y mediano plazo como profesionalizarse o matricularse en una especialización. Si ya se tienen esos títulos hay que buscar otras opciones de reforzamiento académico que impacten en el plano laboral, como tomar cursos específicos de su labor que le ayuden a mejorar su rendimiento.

También aproveche las jornadas de capacitación que ofrecen las empresas en determinados temas. Tome nota, escuche y ponga en práctica lo que le enseñen.

Reflexionar constantemente: Cada semana haga un examen sobre la labor que desempeña como trabajador, identifique lo que le gusta y no le gusta de usted mismo en la comunicación con los demás, revise la puntualidad con la que llega al trabajo y entrega de los resultados solicitados. También revise su presentación personal.

Si encuentra puntos negativos inmediatamente corríjalos y conviértalos en un hábito. Procure no volver a caer en ellos, de esa forma estará mejorando su imagen ante los demás que lo tomarán como referencia para algún asunto interno o externo.

Establecer metas financieras: La mayor parte de la vida gira en torno a logros económicos, por eso es necesario establecer objetivos como el tener casa propia o montar un negocio propio. Encaminarse a cumplir esas y otras metas genera una fuerza motivadora que aumenta el prestigio laboral, pues el empleado tendrá como prioridad conseguirlos para lo cual tomará medidas como capacitarse y entrenarse para conseguir mejores resultados.

Muchos empleados trabajan y trabajan para cumplir con sus objetivos financieros y prefieren hacerlo concentrados en sus funciones y sin arriesgar nada, que tal si se atrevieran a mejorar su nivel académico y mejorar sus conocimientos en tecnología, seguramente estarían más preparados para asumir un reto dentro de la empresa.

Únase a un grupo: Establecer un conjunto de amigos en el trabajo no debe ser solamente para almorzar y charlar de cuanto acontecimiento se presente en la empresa. Un grupo debe servir para que se motiven los unos a los otros, para autoevaluarse y buscar estrategias para capacitarse profesionalmente.

Las empresas están llenas de grupos que se reúnen constantemente para hablar de muchísimos asuntos personales y pocos relacionados con el plano profesional, si se hiciera más sobre este último tema seguramente saldrían más ideas para crecer en la empresa.

Creer y persistir: Un poco de autoconfianza personal también es clave. Sueñe con que podrá llegar a ser un referente para los demás compañeros de trabajo y que algún día podrá ocupar el puesto que anhela, incluso el de su propio jefe, lugar donde ya no necesitará trabajar por tener un alto perfil porque ganarse ese lugar será el logro.

Fuente: www.finanzaspersonales.com.co