Muchas pequeñas y medianas empresas (PyMES) y sus directivos sienten que la empresa tiene una complejidad enorme, que es sumamente difícil trabajar con la gente y, por lo tanto, confiar en ella; que el dinero casi nunca se encuentra disponible en las cantidades necesarias, que el flujo de dinero a través de la empresa genera problemas que sólo pueden resolverse con más dinero y que los clientes demandan más de lo razonable.

En general, muchos dueños de negocios piensan que ellos mismos son la única persona en quien pueden confiar. Eso les genera grandes dudas sobre su capacidad para hacer todo lo que le corresponde, tantas cosas por hacer y tan poco tiempo para hacerlas.

Sin embargo, crear una empresa que funcione para es más simple de lo que piensas, solo debes cambiar algunas de las características de tu gerencia, el primer paso es transformar tu pensamiento sobre el negocio en sí mismo.

Cómo pensar con respecto a tu empresa

La razón por la que la mayoría de los propietarios de empresas están frustrados es sencilla: la mayoría no son empresarios, sino que realmente son “trabajadores” en su empresa. Son lo que se denomina “técnicos que padecen de un frenesí emprendedor”.

La mayoría de los propietarios de empresas trabajan para ganarse la vida… incluso en sus propias compañías. La mayoría de los pequeños y medianos empresarios (PyMES) se encargan de las ventas, contestan el teléfono, limpian, conducen el camión, van al banco, responden las preguntas del empleado, atienden las quejas de los clientes, y así sucesivamente. El trabajo no tiene fin, y desafortunadamente, el tiempo es limitado.

Así que éste es el punto.

Los pequeños y medianos empresarios hacen todo el trabajo no porque deban o porque lo necesiten, sino porque “piensan” que deben. Porque “piensan” que lo necesitan. Eso es lo que creen.

También creen que es el único modelo para operar su empresa. Eso estaría bien, salvo por el hecho de que todas las frustraciones que experimentan los pequeños y medianos empresarios se deben a la errónea creencia de que el pequeño propietario debe hacer lo que sea que se tenga que hacer.

Ellos creen que para que su propia empresa tenga éxito, tienen que aprender cómo hacerlo todo, ya sea que les guste o no. Creen que si no hicieran el trabajo por sí mismos, nunca se haría.

¿Esto te suena familiar?

Claro que sí. Muchas veces esta conclusión es justificada por los hechos: no hay suficiente dinero, no puede encontrar y conservar buenos empleados, etc. Pero el propietario es responsable de todo. Como es el dueño, su vida financiera está en juego. No puede confiar en nadie para hacer las cosas que se deben hacer, porque siempre que lo hace, termina decepcionado. Y así sucesivamente.

Esta lógica es tan contundente por ser generalizada, es la mentalidad de muchos de los pequeños y medianos empresarios en el mundo. Es la mentalidad que vuelve discapacitadas a la mayoría de las empresas y las deja donde están: muy, muy pequeñas.

Tal vez demasiado pequeñas porque el potencial de su empresa es mucho mayor No cumplir con el potencial de su empresa significa no cumplir con el potencial de su propia vida, y no aprovechar el potencial de su vida es una tragedia. Así que ¿por qué lo que comenzó como un esfuerzo emocionante y divertido se convierte en una rutina abrumadora, caótica y frustrante?

He aquí la respuesta: la empresa es significativamente menos satisfactoria de lo que podría ser porque sus acciones se deben a los pensamientos “sobre una empresa” de su líder. Si quieres cambiar su empresa, lo primero que debe hacer es cambiar la manera en que piensas con respecto a ella.

Si quieres que tu empresa se vuelva algo mayor de lo que es, tienes que pensar en ella como algo completamente separado de tu persona. Debes pensar en la empresa como si fueras a convertirla en una franquicia, un sistema que vas a crear  completamente integrado y que funciona exactamente de la misma manera a cada hora de cada día.

Visualiza todo claramente: los colores de la empresa, el letrero, las ventanas, los pisos, las paredes, los impecables uniformes de los empleados. Visualiza ese algo maravilloso que va a crear, que funciona sin necesidad de que estés presente.