34.- Todo ser humano y en especial los gerentes modernos y los emprendedores viven una intensa contradicción. Por una parte tienen un inmenso deseo de cambio y por la otra desarrollan inconscientemente una resistencia y miedo al cambio. De allí la importancia de prepararnos para que el temor no nos paralice. Por ello es necesario acumular experiencias que nos permitan convertirnos en esa persona que podemos llegar a ser. Ello nos obliga a identificar aquellas modificaciones que debemos internalizar en nuestra forma de actuar hasta convertirlas en hábitos normales. Aprendamos a potencializar nuestros puntos fuertes, nuestras ventajas comparativas y competitivas, para hacer prácticamente irrelevantes nuestros puntos débiles. (Veamos en eso el ejemplo de Messi que a pesar de su tamaño es una estrella).

 35.- Debemos como gerentes tener claro que como seres perfectibles que somos, siempre podemos crecer. Creceremos más en la medida en que tengamos claras cuáles son nuestras prioridades. Pero esa claridad debe ser dinámica, necesita reajustes, porque el entorno en el cual nos desenvolvemos cambia, y nosotros también debemos cambiar. Para cambiar cada vez hacia mejor, debemos aprovechar el tiempo en la forma más racional  porque es el recurso más importante del cual disponemos y también el más despilfarrado. Por no utilizar agenda lo malgastamos, y el tiempo que pasó es como el agua de un rió, no lo podemos retroceder. En el fondo no es otra cosa que jerarquía de valores. Siempre tendremos tiempo para lo urgente y algunas veces para lo importante. Pero en la medida en que nos organicemos con una agenda, en esa medida el tiempo nos será más productivo y nos alcanzará para mayor cantidad de cosas, nos rendirá más.

36.- Tenemos que alejar de nuestra mente ( por ratos ) los temas que recurrentemente nos preocupan. Ello nos permitirá incubar nuevas ideas que mejoren nuestro desempeño gerencial. Debemos dedicar a la reflexión al menos unos 20 minutos cada día , si es posible con libreta a mano para anotar ideas que de seguro fluirán. Ese tiempo de encuentro con nosotros mismos nos motivará y ayudará a reorientar nuestra propia conducta. Esos momentos de reflexión terminarán siendo sembradores de ideas y catapultas de la imaginación.

Econ. Rafael Peña Álvarez