31.- Algunos ejecutivos modernos tienen muchísimo temor a equivocarse. Por eso esperan hasta el final para estar seguros antes de tomar una decisión. Necesitan controlar todas las variables. Eso les limita para exigir responsabilidades a sus subalternos, porque ellos ” no tienen sino al final las cosas claras”. El buen gerente debe atreverse a tomar decisiones usando parcialmente su intuición y experiencia como complemento de la información de la cual dispone, teniendo claro que sus mejores instrumentos para la toma de decisiones adecuadas pasan por conocer y evaluar las opiniones de su equipo. De allí la importancia de saber escuchar.
32.-Por eso la confianza es determinante en un equipo de trabajo. Cuando sus integrantes se tienen confianza entre sí, no se preocupan por ocultar sus opiniones. Dicen lo que piensan y de ese intercambio deber surgir ideas muy convenientes para la empresa. Probablemente surgirán algunos conflictos, pero seguro que la mayoría de ellos serán conflictos productivos. Un buen gerente nunca debe temer que sus subalternos cuestiones sus propias ideas, porque seguramente de ese intercambio de opiniones surgirán ideas mejores. Si teme es porque le falta seguridad en sí mismo.
33.- Las sanas discusiones en los equipos de trabajo nos permitirá muy probablemente obtener buenos resultados. Pero sobretodo nos permitirá que todos se interesen por los resultados de la empresa. Eso nos obliga en nuestra gestión como gerentes a anteponer la claridad a la precisión, arriesgándonos a cometer errores, y si los cometemos, analizarlos y convertirlos en experiencia, entendiendo que como seres humanos somos vulnerables. Y esa sumatoria de experiencias acumuladas es lo que marca la diferencia entre los novatos y los veteranos.
Econ. Rafael Peña Álvarez