Una vez que el empresario tiene en sus manos los estados financieros de la empresa, el siguiente paso es utilizar adecuadamente la información contenida en ellos. No en vano, esta información es la materia prima de que se nutre el análisis contable, que es la rama de la contabilidad que se encarga de interpretar las cuentas anuales.

Por tanto, mediante el análisis contable se gestiona la información proporcionada por los registros y los estados contables, especialmente por las cuentas anuales, para determinar la situación patrimonial, financiera y económica de una empresa, tanto desde un punto de vista estático como dinámico.

Las ramas del análisis contable
El análisis contable diferencia claramente tres objetos de estudio: el análisis patrimonial, el financiero y el económico.

Análisis patrimonial: como su propio nombre indica, se centra en el estudio de la situación patrimonial de la empresa; es decir, en el conjunto de bienes, derechos y obligaciones que posee. Como ya sabemos, el patrimonio de una empresa se refleja en su balance, por lo que el análisis patrimonial se dedicará fundamentalmente al estudio de su estructura, formada por distintos elementos y masas patrimoniales.

Análisis financiero: este apartado se refiere a la estructura financiera de la compañía, que está contenida en el patrimonio neto y pasivo del balance. Su fin es tratar de averiguar si la empresa está capacitada para hacer frente a sus obligaciones de pago, tanto a corto como a largo plazo.

Análisis económico: en este caso se trata de determinar hasta qué punto los elementos de la estructura económica de la empresa proporcionan la rentabilidad deseada. Para comprobarlo es necesario acudir a la cuenta de pérdidas y ganancias, donde se reflejan los distintos resultados que ha obtenido la empresa durante el ejercicio.

En definitiva, el análisis patrimonial y el financiero utilizan el balance, mientras que el análisis económico se centa en la cuenta de pérdidas y ganancias, aunque también necesita datos del balance, lo que nos permite hablar de dos perspectivas de análisis: estática y dinámica

Análisis estático y análisis dinámico

El análisis contable tiene dos perspectivas: estática y dinámica. No es lo mismo estudiar una entidad en un momento determinado que hacerlo durante un periodo continuado de tiempo. El primer caso es un análisis estático, mientras que el segundo es dinámico. Como ya sabemos, el balance es de carácter estático, pues refleja la situación de la empresa en el momento justo en que se elabora. La cuenta de pérdidas y ganancias, por el contrario, se refiere a los resultados de todo el ejercicio económico, por lo que es un instrumento dinámico.

El análisis dinámico es mucho más rico, pues permite comparar datos de empresas en diferentes momentos del tiempo. Gracias a esto es posible averiguar si las debilidades o fortalezas detectadas en la situación patrimonial, financiera o económica de una compañía son transitorias o permanentes.

También es posible realizar estudios de tipo dinámico utilizando elementos estáticos como el balance. Para ello debemos disponer de varios balances de situación, y no solo el del final del ejercicio, y establecer comparaciones entre ellos. De esta forma, utilizando una serie de técnicas podremos seguir la evolución de la empresa con el objeto de emitir un diagnóstico lo más acertado posible sobre su situación, lo que permitirá a los gestores tomar medidas correctoras en caso de que sea necesario.