Hablar de emprendimiento en medio de una economía que ya cursa su quinto año consecutivo de recesión, para colmo azotada por el proceso hiperinflacionario, puede ser motivo de risa para muchos. Sin embargo, no es del todo imposible emprender e incluso prosperar en las actuales circunstancias.

Repasemos algunos “pro” que respaldan nuestra afirmación.
Uno es el capital humano con que aún cuenta Venezuela,directamente asociado a ciertos rasgos de carácter que pueden ser determinantes para el éxito de un emprendedor. Observemos, por ejemplo, el fenómeno de la emigración, que a diferencia de situaciones similares en otros países, se caracteriza por su alta calificación. En muchos casos vemos que el proyecto migratorio se asume casi como un plan de negocio. Hay análisis de los distintos mercados (países) en búsqueda de “nichos” aprovechables para trabajar, optimización de recursos, aprovechamiento de contactos y redes, osadía para asumir riesgos calculados, gran capacidad de adaptación y, como ya se está viendo, creatividad para introducir productos y servicios desconocidos en sus lugares de destino. Muchos de los que hoy se van tienen el potencial para convertirse en empresarios tras “comerse las verdes” propias del emigrado y, lo más importante, no es insensato pensar que cuando las cosas mejoren en Venezuela puedan regresar con el mejor “MBA”, que es el de la extrema necesidad en que les colocó la crisis.
Otro potencial punto a favor se relaciona con las singularidades y extremas contradicciones de la economía venezolana. El país pone a disposición de quienes lo sepan aprovechar algunos recursos abundantes y baratos. Uno, por ejemplo, es la electricidad. De allí que la minería de criptomonedas, nada fácil en cualquier lugar donde la electricidad cueste lo que vale, haya florecido en el país primero de forma semi clandestina, y ahora, al parecer, con el franco apoyo del Estado. Otro tanto podríamos decir del combustible, que ya raya en lo gratuito, o de los servicios de telecomunicación que -problemas de calidad aparte- son sumamente accesibles. Por otra parte, la mano se obra y el talento profesional de quienes deciden quedarse se torna altamente competitivo, y muy aprovechable en cualquier modelo de negocio que permita ofrecer salarios que, siendo bastante menores a los internacionales, resultan muy atractivos en el país.
Venezuela, además, sigue siendo pródiga en bellezas naturales, biodiversidad y atractivos turísticos en general. Algunos emprendedores, por ejemplo, están logrando superar en alguna medida los muchos escollos para su aprovechamiento -inseguridad, malos servicios, problemas de transporte- apuntando a perfiles no convencionales de visitantes como los observadores de aves, fotógrafos, pescadores deportivos o deportistas extremos que sí se arriesgan a visitar el país y a traer sus preciadas divisas.

  • Algunos consejos…
    . Pongamos a un lado los obvios problemas que todos conocemos y enfoquémonos en buscar la oportunidad que nadie ha visto.
    . Pensemos en modelos de negocio que nos permitan cobrar en divisas y pagar en bolívares, lo más que se pueda.
    . Los anaqueles vacíos que hoy ve en el comercio nacional, antes ocupados por marcas que difícilmente daban paso a las nuevas y pequeñas, pueden representar una oportunidad.
    . No pierda contacto con los emigrados: pueden ser aliados interesantes para hacer negocios hoy, mañana y pasado…