La imagen corporativa de una empresa es una forma de manifestar físicamente nuestra marca. A través de ésta, transmitimos a nuestros clientes ciertos valores y, sin duda, una percepción de profesionalidad. Es decir, podemos proyectar lo que somos y cómo trabajamos para conseguir una mayor confianza por parte de nuestros potencias clientes. No sólo hay que ser profesionales, hay que parecerlo. Siguiendo estos cinco consejos, tanto nuestra forma de trabajar como los resultados que obtenemos obtendrán una mayor credibilidad.

Es conveniente sentarse a analizar lo que nuestro público objetivo espera de nosotros. Y no sólo de nuestro producto o servicio, sino también de lo que esperan encontrar al contactar con nosotros: una web actualizada, un logo que nos identifique, etc.

Para destacar sobre nuestros competidores construiremos nuestra identidad corporativa estudiando sus estrategias de marketing y comunicación, basándonos además en cinco puntos:

-Personalización: Debemos plantearnos ¿A quién queremos atraer y cómo podemos conseguirlo? Por ejemplo, una tienda de ropa juvenil apostará por instalar en la entrada un rótulo llamativo pero un abogado matrimonial será más discreto.

-Continuidad visual: Una imagen corporativa engloba desde la implementación de un logo, rótulos, merchandising, tarjetas de visita, y para que sea identificable debe ser unificada. Se emplearán siempre los mismos colores corporativos, desde la decoración de nuestra oficina a cualquier detalle en las campañas publicitarias o comunicativas.

-Cuidado del detalle: No por abarcar tantos aspectos debemos dejar de lado los detalles: impresión de tarjetas de visita de buena calidad con nuestro logo, membretes en papelería (encabezado de folios, presupuestos o facturas, sobres, etc.), introducción de firma corporativa en los correos electrónicos, etc. Son “la huella” que deja la empresa y por la que empezarán a conocerte tus clientes.

-Solidez: La identidad corporativa debe de permanecer en el tiempo. Una vez que el público se familiariza con la nueva identidad corporativa, cambiarla precipitadamente conlleva perder el reconocimiento obtenido. Se cambia en casos en los que se necesita llevar a cabo una modernización o adaptación al mercado concreta.

-Flexibilidad: Debemos adaptarnos continuamente a las nuevas fórmulas de comunicación y promoción. Con el auge del marketing 2.0, las PYMES deben ir más allá del ámbito local y reflejar esta imagen de profesionalidad también en la red.

¿Te fiarías, como cliente, de la capacidad logística de una empresa que ni siquiera tiene página web? Aunque el pequeño empresario lo ve todo como un coste, realmente es una inversión. Y si no invertimos en nosotros mismos, ¿quién lo va a hacer?

Vía: eleonorestevez